viernes, 23 de noviembre de 2012

Maquiavelo en nuestros tiempos.

En las líneas que siguen se retrata el espíritu de Maquiavelo en la reinterpretación de sus ideas hecha por Maurice Joly en su libro editado en 1864 "Dialogo en el Infierno entre Maquiavelo y Montesquieu".

Es  sorprendente, aunque no debería serlo tanto, que las máximas maquiavélicas sigan tan vigentes. Nicolás Maquiavelo (Niccolò di Bernardo dei Machiavelli), nació en Florencia el 3 de mayo de 1469 y murió en esa misma ciudad el 21 de junio de 1527. Fue diplomático, funcionario público, filósofo político y escritor italiano. Fue asimismo una figura relevante del Renacimiento italiano. En 1513 publicó su tratado de doctrina política titulado El Príncipe.

Entre las ideas expresadas en su libro "El Príncipe" y que fueron "reinterpretadas por Joly y capturadas en el prologo escrito por Fernando Sabater se pueden rescatar los siguientes textos que nos muestran la aterradora actualidad del pensamiento maquiavélico.

"El hombre experimenta mayor atracción por el mal que por el bien; el temor y la fuerza tienen mayor imperio sobre él que la razón.(...). Todos los hombres aspiran al dominio y ninguno renunciaría  a la opresión si pudiera ejercerla. Todos o casi todos están dispuestos a sacrificar los derechos de los demás por sus intereses". Lo único que mantiene a raya a los hombres en la sociedad es la fuerza; también es la fuerza la que sustenta la jerarquía y los organiza; la fuerza origina el derecho y la ley no es sino fuerza codificada. Como puede verse este Maquiavelo ha tenido tiempo en el infierno para leer a Hobbes... Se trata pues de mandar o ser mandado, de hacerse con el dominio y ejercerlo sin contemplaciones antes de que otro lo vuelva contra nosotros. Portándonos así no seremos peores que los demás, sino más audaces; y no traicionaremos la esencia de la sociabilidad humana, sino que la cumpliremos: en último término, a falta de mando real sobre los otros, la mayoría de la gente agradece una autoridad fuerte y temible que garantice su rígida estabilidad del cosmos social.

"No descarta Maquiavelo que en un primer momento haya que reprimir con dureza a los descontentos con ese estado de cosas; aconseja en tal circunstancia utilizar el ejército como instrumento de coacción, pues con tal intervención se consiguen dos objetivos de suprema importancia: A partir de ese momento, el ejercito, por una parte se encontrará para siempre en hostilidad con la población civil a la que habrá de castigar sin clemencia; mientras que por la otra, quedará ligado de manera indisoluble a la suerte de su jefe. En España este último consejo maquiavélico ha sido cumplido tan escrupulosamente por la derecha tradicional que parece haber lastrado definitivamente las posibilidades de regeneración democrática en profundidad del país. Por lo demás y en todo caso, Maquiavelo recomienda siempre el terror como antídoto eficaz contra la revolución: terror a la anarquía y a la inseguridad en política interior, terror a la bancarrota en política económica y terror a la guerra internacional en política exterior. El Estado, tal como enseñó Hobbes, nace de los terrores del hombre, pero no para abolirlos definitivamente- pues eso determinaría también su propia abolición- sino para conservarlos en suspenso, para dosificarlos. para administrarlos".

Del mismo libro de Joly rescatamos los siguientes extractos que en materia política,  reflejan las enseñanzas de Maquiavelo.

"El secreto principal del gobierno consiste en debilitar el espíritu público, hasta el punto de desinteresarlo por completo de las ideas y los principios con los que hoy se hacen las revoluciones. En todos los tiempos , los pueblos al igual que los hombres se han contentado con palabras. Casi invariablemente les basta con las apariencias; no piden nada más. Es posible  entonces crear instituciones ficticias que responden a un lenguaje y a ideas igualmente ficticios; es imprescindible tener el talento necesario para arrebatar a los partidos (léase a los opositores) esa fraseología liberal con que se arman para combatir al gobierno. Es preciso saturar de ella a los pueblos hasta el cansancio, hasta el hartazgo. Se suele hablar hoy en día del poder de la opinión (pública); yo os demostraré que cuando se conocen los resortes ocultos del poder , resulta fácil hacerle expresar lo que uno desea. Empero antes de soñar siquiera en dirigirla, es preciso aturdirla, sumirla en la incertidumbre mediante asombrosas contradicciones, obrar en ella incesantes distorsiones, desconcertarla mediante toda suerte de movimientos diversos, extraviarla insensiblemente en sus propias vías. Uno de los grandes secretos del momento consiste en saber adueñarse de los prejuicios y pasiones populares a fin de provocar una confusión que haga imposible todo entendimiento entre gentes que hablan la misma lengua y tienen los mismos intereses.

Acaso les suena lo anterior a algún tipo de "desinformación" y al principio, el desvío de la atención les trae a la mente, las telecomedias, la religión, el futbol, los programas de reality show???
 
También extraído del libro de Joly se tiene la siguiente joya "es preciso lograr que en el Estado no haya más que proletarios (pobres), algunos millonarios, y soldados", a mi parecer, sin desperdicio.